Soñar...

Tenía una escalera, la escalera tenía trece peldaños, la escalera era de color verde.
La escalera estaba fuera de su ventana, estuvo ahí por meses.
Otoño, pasó invierno y llegó la primavera.
En septiembre la escalera tenía veintitrés peldaños, ya sobrepasaba el techo de la casa.
Aún era verde, nadie entendía porque simón tenía una escalera en su ventana.
Llegó el verano, la escalera tenía setenta y tres peldaños y se veía por sobre los árboles más altos del pueblo. Ahora, la escalera era mitad verde y mitad azul.
Otoño nuevamente y la escalera tenía trescientos treinta y tres peldaños, sobrepasaban las nubes.
Simón decidió subir su escalera, pasó por fuera de su ventana, vió su reflejo en el vidrio, siguió...
Pasó por el techo de su casa, solo había musgo verde, como el color su escalera...
Pasó el árbol más grande de su ciudad, llegó hasta las nubes, solo vió pasar un avión de color azul...
Simón creía que su pelota había llegado al espacio... Simón ya no tenía más peldaños...pero había llegado hasta las nubes.

Rosa.Esencia.

Al momento de nacer sintió el aroma más liviano y puro que hasta el día de hoy recuerde.

Tanto tiempo tuvo que esperar para ver la cara de todos los que anhelaban su presencia, su madre, su padre, su hermana, mucha gente que quería conocer.
Pero ahí estaba, sentía el suave pijama que su madre traía puesto aquel día y pensó en cuantas personas como ella estarían en aquel momento tan especial.
Miraba como sus ojos se lucían cada vez más, brillante y los rostros no movían siquiera las pestañas, concentrados, solo miraba porque aun no podía decir nada, aunque las palabras en ese momento sobraban.
Se aferro a ella, notó las finas caricias en su rostro, su suave piel, y una musiquita entraba por la ventana.
Al pasar el tiempo siguieron unidas, sin perder la esencia del primer día.
Creció junto a ella, sintiendo cada vez, antes de dormir el aroma de su primer día de vida.