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domingo, 23 de noviembre de 2008

Martin



Sin pensarlo dos veces, después de enterarse de la gran noticia, decidió darle en todos los gustos… suena repetido, pero nunca olvidare esa tarde cuando martín me dijo que se que se iría de casa.
La historia no comienza acá, esto pasó hace casi unos cuantos años atrás…

Antes del atardecer solíamos ir a uno de esos lugares donde puedes ver todo en primer plano, el viento me ayudaba a correr y así podía llegar mas rápido. En el camino me juntaba con el resto del grupo, todos sabían que a las 6 en punto comenzaba la exhibición característica del cielo y además del crepúsculo posterior. Nos quedábamos boquiabiertas, era nuestra actividad de casi todos los días. Después de eso nos alimentábamos un poco para recuperar algo de la energía que habíamos gastado al llegar a ese lugar, no te lo puedes imaginar pero quedaba bastante lejos...nos gustaba porque era el lugar perfecto y fue ahí donde conocí a Martín. De vuelta a casa tirado a la orilla del camino, no tenia muchas fuerzas. Nos acercamos para ver que pasaba, tenía sus ojos cerrados, su corazón latía apenas y su respiración era dificultosa, pensamos que ya no se podía hacer mucho, lo levantamos entre todos. Sin embargo, sabíamos de un personaje en el pueblo que podía curarlo, nos dirigimos hacia allá...la única solución que nos pudo dar era que cada uno de nosotros tenia que aportar un poco de lo que había perdido Martín en el accidente...su memoria, teníamos que reconstruirla y así lo hicimos, fuimos viendo día a día como Martín se convertía en uno de nosotros. Ahora había uno más, corría diferente pero eso no nos importaba, un día al llegar al muelle vimos que no avanzaba, se subió a un árbol y observaba a lo lejos como nos divertíamos, pensamos que tal vez estaría cansado, pues no teníamos la misma aerodinámica. De pronto, comenzamos a oír unas risas ásperas, aguda, sardónicas... fue ahí cuando aparecieron las famosas "Reidoras", con una actitud dominante, imperiosa absoluta, abusando de nuestros espacios, sin disfrutar y solo queriendo ganar propiedad, en ese momento mire a Martín, tenia sus ojos brillantes, el aire había entrado hasta el último poro de sus huesos, el nerviosismo lo envolvía hasta quedar inmovilizado y solo por ver aquel enfrentamiento. Nos dirigimos hacia él, estaba confundido, veía al resto de las "Reidoras" como a él mismo.
Lo lleve a casa, lo guié todo el camino y aun seguía paralizado, no pude decir nada, creía que Martín se sentía engañado, que no me perdonaría una mentira. Llegamos a casa, tomó sus cosas, lo miraba, quería detenerlo, pero no podía obligarlo. Se dirigió a la salida, Martín aun me miraba con sus ojos luminosos, eso me tranquilizaba. Se acercó, me dijo que entendía todo, que sabía que jamás una "Gaviota" podría llega a ser una "Golondrina", que se iría de casa, pero que sin falta todos los días a la 6 de la tarde iría a admirar nuestra variada danza aérea , ágil y elegante.